Filosofía para Niños

Enseñar a los niños a filosofar, desde nuestra perspectiva es la única vía para enseñarles a éstos filosofía. Y enseñarles filosofar, es invitarlos a preguntar y pensar por cuenta propia para desnudar y recrear su propia realidad y, sobre todo, conocerse a sí mismos. Es Sócrates quien inspira nuestro quehacer con los niños. Es Sócrates quien nos transmite la herencia délfica que nos parece tiene que estar a la base de todo proceso formativo. Sócrates quien fue acusado por desconocer a los dioses del Estado y pervertir a la juventud. Sócrates quien hace de la indisciplina y la valentía corazón de la virtud. Sócrates pedagogo. Sócrates místico. Sócrates lógico y político. Sócrates músico. Sócrates que camina por las calles de Atenas, México D. F., Barcelona, La Habana y Nueva York. Es ese Sócrates que plantea problemas, que formula preguntas, el Tábano, el Torpedo, el aguijón que incomoda y suscita un resplandor, quien inspira nuestro caminar. ¿Podría ser de otra manera? En este mundo nuestro tan triste, tan injusto y tan hipócrita ¿le íbamos a escamotear a la filosofía su talante netamente crítico, para hacerla una forma más de la basura y el ruido? ¿Íbamos a enseñarles a los niños una filosofía que no es filosofía? ¿Íbamos a tratar a los niños con la misma insensatez con la que nos conducimos en nuestro mundo adulto?

Invitamos al lector de nuestra filosofía para niños a adoptar respecto a ésta una actitud vital. Así encontraremos en los niños la capacidad de indagar y transformar su mundo y los adultos tendremos la oportunidad de reconocer nuestra ceguera. La filosofía para niños es una ventana que es espejo que es ventana y es espejo. Una espiral. El hueco y la puerta que abre una pregunta. Una llave de oro. Un encuentro. Quizá un despertar.